Muletillas, no deben estar en el vocabulario de un contador

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Un vicio de la expresión oral que puede obstaculizar la comunicación con nuestro interlocutor, aburrirlo y hasta arruinar nuestra reputación como Contadores, es el uso de muletillas, esas odiosas palabras de relleno que de repente se nos pueden salir de la boca cuando no sabemos cómo continuar la conversación: “Este, pues, osea, eeeh, ¿verdad?¿no? mmm…”.

Muletillas, barreras orales en la practica profesional

Imagínese si su cliente solo tiene dos minutos para escucharlo por teléfono ¡y el cliente se lleva la mitad del tiempo escuchando sus muletillas! El empresario cuenta con poco tiempo, así que debemos expresarle nuestras ideas con claridad en esos pocos minutos que disponga. O si lo invitan a dar una conferencia a un grupo de estudiantes de Contaduría, ¿estarán atentos si a cada rato los aturde con muletillas? Tal vez sea su debut y despedida como conferencista, una actividad que puede servir como puente hacia nuevos clientes y socios de negocios.

muletillas orales

 ¿Cómo podemos vencer el molesto hábito de las muletillas?

Si queremos dar una muy buena impresión como contadores debemos detectar que el uso de muletillas en la expresión oral es con frecuencia el síntoma de un mal mayor: La falta de lectura, por lo que nuestro léxico puede verse limitado y así vernos tentados a rellenarlo con muletillas. Si queremos cuidar nuestra reputación como contadores y excelentes comunicadores, tenemos que enriquecer nuestro vocabulario. Para ello será oportuno suscribirse a revistas y páginas especializadas como contadorcontado.com y armar un glosario con las palabras que consideremos novedosas. Igual de importante es explorar diversas áreas de nuestra profesión: Costos, Defensa Fiscal, Seguridad Social, Impuestos, Finanzas. Así, nuestro léxico mejorará y al mismo tiempo nos mantendremos actualizados.

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Otra opción para erradicar las muletillas de nuestro vocabulario es repetir con otros términos la idea que acabamos de expresar. Para ello tenemos que haber preparado a conciencia nuestra exposición, de tal manera que logremos comprenderla y ser capaces de expresarla con otras palabras. Esto ayuda a que si nuestro interlocutor no nos ha entendido, ahora tenga una segunda oportunidad de hacerlo en lugar de soltarle una ráfaga de muletillas. Tenga dos versiones para expresar una misma idea: 1) La explicación detallada y 2) La explicación sencilla, que le ayudará a no quedarse sin tema de conversación.

Opciones para evitar las muletillas

Si al principio le cuesta poner en práctica las sugerencias anteriores ¿qué salida de emergencia puede usar? Como último recurso, siga resistiendo la tentación de usar la muletilla, sustituyéndola por una pausa. “La pausa es un regalo que nunca sobra” (Donovan, 2012, pág. 81). Esto no quiere decir que abusaremos de pausas eternas e inútiles. El propósito de dicha pausa es para ganar unos segundos y ordenar rápidamente nuestras ideas para continuar con la conversación o exposición. Tal como una breve pausa puede ser el preludio al estribillo o al clímax dentro de una pieza musical, la pausa que sustituye a la muletilla debe ser la antesala a una idea bien organizada.

Si somos capaces de expresar nuestras ideas y  conocimientos puliremos una excelente imagen profesional que a futuro se traducirá en nuevas oportunidades profesionales.

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