Quizá uno de los mayores retos al poner un despacho contable es la personalización de los servicios de contabilidad. Y es que al graduarnos de la Universidad como Licenciados en Contaduría o Contadores Públicos, teníamos la ilusión de formar un despacho contable propio. Teníamos bien grabado en la mente el procedimiento para calcular el Impuesto Sobre la Renta para Régimen Intermedio y Pequeños Contribuyentes (quienes ya trabajábamos en un Despacho en la década pasada sabrán a qué me refiero). Como el entusiasmo estaba a tope y con cédula profesional en la mano, quizás ofrecíamos nuestros servicios contables a familiares y amigos que tenían un negocio pequeño.
Pero al incrementar gradualmente la cartera de clientes nos damos cuenta que cada empresa es distinta y en consecuencia sus obligaciones fiscales y administrativas son diversas, y quizás nos sintamos rebasados por un momento: “¿Qué hago? ¿No era el SAT la única autoridad que podía visitarme?”. No es lo mismo trabajar para un negocio familiar de ferretería (que puede estar exenta del pago del impuesto sobre remuneraciones al trabajo personal, dependiendo la legislación estatal) que ofrecer servicios contables a un restaurante con empleados y que además tiene otras obligaciones en materia sanitaria.
Tampoco será el mismo tratamiento fiscal y administrativo para una empresa donde trabajen personas de la tercera edad o discapacitados que en otra donde laboren extranjeros que requieren contar con permiso para trabajar emitido por el Instituto Nacional de Migración.
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Como verá, estimado lector, el Contador Público necesita interesarse por las actividades y circunstancias de sus clientes para ofrecer servicios diversificados. Si solo nos limitamos a aplicar “Ingresos – Deducciones = Base Gravable” para todos nuestros clientes estaremos desaprovechando valiosos beneficios que las leyes fiscales y administrativas nos ofrecen y exponemos a nuestros clientes a sanciones por incumplir obligaciones particulares a su actividad.
No se necesita entrometerse en la vida personal de los clientes ni de estar todo el día presente en su negocio, lo cual también lo hará sentirse incómodo. Hoy contamos con el valioso apoyo del internet, que nos ayuda a conocer un poco más sobre la infraestructura y recursos humanos y materiales propios de cada actividad, así como los trámites y licencias que cada actividad amerita realizar.
Por citarle un caso: Si su cliente cuenta con un restaurante, ¿sabe cómo atender una verificación sanitaria? Y si se encontraron irregularidades (porque nadie es perfecto en esta vida) ¿sabe cómo solventarlas a satisfacción de la autoridad? Conocer esto le ahorrará a su cliente el bochorno de ver clausurado su establecimiento por incumplir reglas sanitarias.
Quizás diga: “Esto no lo incluí en mi contrato de prestación de servicios porque no es trabajo de un contador”. Entonces se está perdiendo la posibilidad de explorar nuevas áreas de oportunidad profesional que le permitan engordar su cartera de clientes y hacerlos fieles a usted.
Finalizo con una cita que leí en un libro de neuroventas que me gustó muchísimo y es aplicable a lo que he comentado:
“No es la comprensión de tu propia actividad, puedes vender uno o muchos productos; pero fidelizas a través del conocimiento general del negocio” (Klaric, J., 2014, pág. 199).
Saludos Contador Cesar, comparto totalmente tu test., en realidad no puedes seguir cuadrado, al contrario el abrir el estuche enfrente de tu cliente, el vera que te gusta ser parte de la solución y no mas del problema. Felicidades un Abrazo.
Muchas gracias. En la carrera aprendí que “Si te limitas a hacer pólizas, ganarás el sustento; pero si eres capaz de resolver problemas, te ganarás credibilidad”. Un gran saludo y gracias por el comentario.