Usar una TPV (Terminal Punto de Venta) sugiere un tratamiento fiscal específico, pero no por eso alejado de las normas fiscales. En estos últimos años, en los que una gran parte de las operaciones se llevan a cabo mediante el uso de la tecnología, todo tipo de negocios, independientemente de su giro o tamaño, se han tenido que actualizar para poder generar ingresos, y esto principalmente, enfocado a la aceptación de las varias formas de pago que hay, además del efectivo.
Incremento en el uso de las TPV portátiles
Lo que ha sido tan solicitado, es la utilización de las mencionadas TPV portátiles o, terminales punto de venta; las cuales, abundan en el mercado y se pueden adquirir en prácticamente todas las tiendas de autoservicios.
Estas TPV, como parte de su propia publicidad, se anuncian como fáciles de utilizar y como medio accesible para poder ofrecer alternativas de pago y facilidades en cuanto meses sin intereses, lo que ocasiona que, efectivamente incrementen los ingresos de los establecimientos, primordialmente, los de recién inicio o los pequeños.
Lo que no mencionan de las Terminales Punto de Venta
Sin embargo, a pesar de la facilidad con la que se pueden adquirir estos aparatos, como bien se menciona, también se promocionan como un acceso rápido al dinero que se cobra y sin la necesidad de proporcionar el RFC o, incluso, se accede sin tener que realizar algún tipo de “tramite bancario” como las TPV ya conocidas.
Lo anterior, es lo que llama la atención para muchos negocios, la no necesidad de realizar tramites, ni tener que proporcionar un dato de tipo fiscal, no obstante, esto que se deja sin importancia, es lo que podría traer problemas posteriores; ya que están bancarizando sus ingresos.
Es cierto que todo tramite suele tener algún grado de dificultad, y los que tienen que ver con el banco y terminales TPV, no son la excepción. Por la documentación fiscal que requieren, es que pierden el interés para algunos dueños de negocios, y no solo para efectos bancarios, sino también, por lo que implica obtener el RFC y sus respectivas obligaciones.
Por lo anterior, es que resulta mas fácil comprar en una tienda un aparato TPV, de las marcas ya conocidas y, registrarse, enlazar dicho aparato a una cuenta bancaria (que por cierto muchos tienen con RFC genérico) y comenzar a recibir pagos con tarjeta, a tener que realizar trámites bancarios y fiscales.
La principal implicación de la TPV
En el momento en el que se lleva a cabo la compra y el registro (regularmente desde un teléfono celular), se ignora una posibilidad muy importante, que es el hecho de que, al recibir pagos vía tarjetas principalmente, están dando a conocer sus ingresos a varias instituciones, las cuales, en un futuro no muy lejano, considerando la tecnología y las facultades actuales, pueden requerir la aclaración de dichos ingresos, sobre todo si no se tiene información fiscal.
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